¿Envejecemos demasiado para permitirnos la seguridad social?
¿Cuáles serán los posibles efectos del envejecimiento de la población en los mercados laborales y en los sistemas de seguridad social?
A medida que las personas viven más tiempo y las tasas de natalidad descienden –en particular en las economías desarrolladas– existe una creciente presión sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. El desafío es muy claro: más pensionados significa que los regímenes de pensiones necesitan más dinero para seguir operando. Sin embargo, con un número inferior de personas que entran en el mercado laboral, hay menos dinero para financiar los regímenes de pensiones.
Un ejemplo reciente es Alemania, que el año pasado registró la tasa de natalidad más baja en 40 años. Otro caso típico es Japón, que tiene la población más anciana del mundo, con más de 22 por ciento de personas mayores de 65 años. También se espera que durante esta década la población en edad de trabajar en China disminuya.
¿Cuáles son las políticas clave contra el envejecimiento de la población?
– Mantener a los empleados mayores en el mercado laboral. No sólo para reducir la presión sobre las pensiones, sino también para aprovechar sus conocimientos.
– Permitir una prolongación de la vida laboral de las personas a través de la educación y entrenamiento a lo largo de sus carreras profesionales y ofreciéndoles lugares de trabajo saludables.
– Promover el bienestar personal para reducir las enfermedades crónicas y bajar los costos de salud.
De acuerdo con la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), la proporción de personas con 65 años o más (como porcentaje de la población activa) se duplicará en Europa durante los próximos 40 años, y hasta se triplicará en Asia.
“Esta tendencia ya ha conducido a reformas de los sistemas de pensiones, incluyendo un aumento de la edad de jubilación en varios países como Polonia, Turquía, Costa de Marfil, República de Corea y Colombia”, señala Simon Brimblecombe, coordinador de Proyecto, Análisis de políticas e investigación en AISS. Sin embargo, para que las reformas sean exitosas deben ir acompañadas de medidas específicas sobre empleo y asistencia médica –como la posibilidad de trabajar a tiempo parcial– dirigidas a las personas mayores.
Incremento del coste de la salud
Otro ámbito de preocupación es el riesgo de perder el control de los costes de la salud. De acuerdo con la OCDE, el grupo de mayores de 65 años constituye entre el 45-50 por ciento del gasto en asistencia médica. Es probable que este porcentaje aumente a medida que se acelera el envejecimiento de la población y los países OCDE ya gastan casi 10 por ciento de su PIB en salud.
El acceso a la asistencia médica y servicios sociales adecuados es una parte esencial de los sistemas de seguridad social y el envejecimiento de la población es un desafío constante.
“Entre otras medidas, será esencial considerar maneras para mejorar los sistemas de seguridad social a fin de prevenir ciertas enfermedades relacionadas con la vejez o de optimizar su tratamiento, ya que esto podría a la vez mejorar el bienestar de las personas mayores y contribuir con un uso más racional de los recursos”, afirma el secretario general de la AISS, Hans-Horst Konkolewsky.
“Esto debería incluir una atención cada vez mayor hacia las medidas activas y preventivas, como la seguridad en el trabajo, la alimentación sana y las campañas contra el consumo del tabaco, entre otras”, agrega Konkolewsky.