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Rousseff es destituida por el Senado de su cargo de presidenta de Brasil

Dilma Rousseff

Dilma Rousseff en una imagen de Hoy

La Cámara confirma a Michel Temer, hasta ahora presidente interino, su sustituto

El Senado brasileño destituyó ayer definitivamente a Dilma Rousseff de su cargo de presidenta de Brasil. Rousseff, que fue apartada provisionalmente de la presidencia el pasado mes de mayo, está acusada de irregularidades fiscales y de maquillar las cuentas públicas.

La Cámara brasileña decidió, con 61 votos a favor y 20 en contra, cesar a la sucesora de Lula da Silva, también envuelto en casos de corrupción, aunque no la inhabilitó para ejercer cargo público. De esta forma, Rousseff, que considera que su destitución es un «golpe de Estado», conservará sus derechos políticos, así como los beneficios que la legislación garantiza a los ex jefes de Estado (entre ellos, tener a su servicio a ocho funcionarios públicos para atender sus necesidades y dos vehículos oficiales de manera vitalicia).

Michel Temer, el hasta ahora vicepresidente y sustituto interino de Rousseff, ha sido nombrado nuevo presidente y gobernará hasta el 1 de enero de 2019, cuando vence el mandato para el que fue reelegida Rousseff en octubre de 2014.

En su primera alocución como jefe de Estado, reiteró su «compromiso de dialogar con todos los sectores de la sociedad brasileña» para entregar el país «reconciliado, pacificado y en ritmo de crecimiento». Horas después de jurar su cargo, Temer partió hacia China para asistir a la Cumbre del G-20.

La destitución de Rousseff ha provocado reacciones a favor y en contra a lo largo y ancho del país. En Venezuela, desde donde Nicolás Maduro, que este jueves podrá percibir el apoyo de los venezolanos a su revocatorio, condenó «categóricamente» lo que consideró un «golpe de Estado parlamentario”. El Gobierno bolivariano anunció la retirada «definitiva» de su embajador, así como su decisión de «congelar las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno surgido de este golpe parlamentario».

También en España, Izquierda Unida, a través de su responsable federal de Política Internacional y portavoz en el Parlamento europeo, Marina Albiol, ha condenado lo que ha calificado como «la consumación del golpe de Estado en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff».

Albiol, incluso, reclama al Ejecutivo español en funciones «que no reconozca al Gobierno de Temer y que retire al embajador español en Brasil hasta que no haya un ejecutivo elegido democráticamente por las y los brasileños».

Albiol está convencida de que la actuación coordinada desde hace meses que culminó ayer en Brasil no es más que «la consumación de un golpe de Estado perpetrado por representantes políticos corruptos y oligarcas nacionales e internacionales para imponer de manera ilegítima y antidemocrática una agenda política rechazada por el pueblo brasileño en sucesivas ocasiones».

La portavoz del grupo parlamentario de IU en la Eurocámara señala «la similitud de lo ocurrido ahora con el golpe de Estado contra el Gobierno de Fernando Lugo en 2012» y apostilla que «esto no ha sido sólo un proceso para destituir a la presidenta Rousseff, sino que han consumado un paso más en la estrategia de la oligarquía internacional para retomar el control de la región y acabar con todos los gobiernos progresistas de América Latina y con el proceso de integración regional».

Marina Albiol denuncia que «buscan imponer por la fuerza la vuelta a las políticas neoliberales de privatización de los recursos y usurpación de derechos de lo/as trabajadores/as en toda la región. A la actual guerra económica y a las acciones desestabilizadoras en Venezuela suman ahora este injustificable golpe de Estado en Brasil».

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