La ONU no sabe cuántos desplazados hay en el mundo

Dos gemelas de nueve meses que huyeron junto a su madre de la aldea de Susa, en el noreste de Siria (Foto: UNICEF/Hasen)
No tiene capacidad de saber, por ejemplo, lo qué ocurre en Venezuela y en Guatemala, uno de los países del triángulo norte de Centroamérica
El mundo alcanzó un número récord de desplazados en 2018.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), un total de 41,3 millones de personas, la cifra más alta de todos los tiempos, se vieron obligadas a trasladarse forzosamente de sus lugares origen.
La cifra representa un aumento de más de un millón de personas desde finales de 2017 y dos tercios más que la cifra global de refugiados.
La violencia y el cambio climático son las primeras causas de esos desplazamientos, de acuerdo con un nuevo informe del Centro de Vigilancia de los Desplazados Internos del Consejo Noruego para Refugiados (IDMC por sus siglas en inglés) en el que colaboró la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Alrededor de 28 millones de nuevos desplazamientos se debieron a los conflictos, la violencia generalizada (11 millones) y los desastres naturales que tuvieron lugar entre enero y diciembre de 2018. La mayor parte de los casi 11 millones de nuevos desplazados por la violencia proceden de la República Democrática del Congo (RDC), donde el ébola también está haciendo estragos, Siria, Etiopía, Camerún y Nigeria.
Alexandra Bilak, directora del IDMC, llama la atención sobre la cantidad de personas que tienen que desplazarse por los desastres climáticos, que afectaron a 17,2 millones de personas durante el año pasado.
Los ciclones tropicales y las inundaciones causadas por las lluvias monzónicas provocaron evacuaciones masivas en Filipinas, China y la India. Bilak cita en este aparatado los incendios forestales sufridos California, los más destructivos de su historia que provocaron la huida de 400.000 personas. Un número insignificante en comparación con los afectados tanto por la violencia como por la sequía que sufrió Afganistán, que causó más desplazamientos que el conflicto armado en el país, y la crisis en el nordeste de Nigeria, que se vio agravada por las inundaciones que afectaron al 80% del país.
La crisis climática ya está teniendo un efecto devastador sobre la humanidad. Según el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno, 17,2 millones de personas tuvieron que abandonar sus casas el año pasado debido a desastres naturales.
En concreto, la mayor parte de los 1,7 millones de personas desplazadas por desastres climatológicos en el continente americano se dio en Estados Unidos. El impacto de los huracanes Florence y Michael en la costa sureste desplazó a unos 850.000 estadounidenses, mientras que los graves incendios forestales en el estado de California, donde fallecieron más de 100 personas y se quemaron 335.000 hectáreas, movilizaron a unas 400.000 personas.
Por su parte, en Colombia se contabilizaron 67.000 nuevos desplazamientos debido a desastres naturales y unos 11.000 en México por el paso del huracán Willa el pasado mes de octubre.
Mientras, las personas afectadas por conflictos y violencia en América Central y Sudamérica subió a las 400.000. En relación a los conflictos y pese al acuerdo de paz firmado en 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el estudio señala que «los combates entre otros grupos armados ocasionaron 145.000 nuevos desplazamientos».
Otro foco de violencia fue el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) que registró unos 240.000 nuevos desplazados internos en El Salvador, 950 en Honduras, «una cifra conservadora», y la ausencia de datos sobre Guatemala, una circunstancia que también se afecta a Venezuela, donde la situación se degrada día a día sin remedio. Amnistía Internacional denunció en mayo que en el país bolivariano gobernado por Nicolás Maduro se están cometiendo crímenes de lesa humanidad. Asimismo, el tráfico de drogas provocó 11.000 nuevas movilizaciones en México.
A la vista de estas últimas cifras, no extraña que el informe destaque que muchas ciudades de la región de las Américas se encuentran»entre las más peligrosas del mundo».
Dejando a un lado los desplazamientos causado por la violencia, Dina Ionesco, que dirige la División de Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático de la OIM, señala que «es muy probable que los efectos directos del cambio climático o amplificados por este modifiquen ampliamente los patrones de asentamiento humano. La degradación futura de la tierra utilizada para la agricultura y la ganadería, la ruptura de los ecosistemas frágiles y el agotamiento de recursos naturales vitales como el agua dulce afectarán directamente nuestras vidas y nuestros hogares», especifica.
Las predicciones indican que más personas continuarán trasladándose durante el siglo XXI como resultado de los impactos climáticos adversos. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la principal autoridad de la ONU en ciencias climáticas, repite desde hace tiempo que los cambios provocados por la crisis climática influirán en los patrones de migración y el Banco Mundial ha presentado proyecciones para la migración climática interna de 143 millones de personas para 2050 en tres regiones del mundo, si no se toman medidas».
Como medida de último recurso, Ionesco propone llevar a cabo reubicaciones planificadas de la población, lo que significa organizar la reubicación de aldeas y comunidades enteras lejos de las áreas que sufren el impacto del cambio climático. Una solución muy costosa, a todas luces…