Europa necesitará 350.000 ciber expertos en 2022
España se ha convertido en un offshoring de ciberseguridad
Solo en el año 2017, el CNN-CERT español, el Centro de Respuesta a Incidentes del Centro Criptológico Nacional del Centro Nacional de Inteligencia, gestionó un total de 26.500 ciber incidentes, lo que ha supuso un 26,55% más que en 2016.
Este dato refleja la delicada situación en la que se encuentran las empresas y, sobre todo, la presión que tienen los profesionales a la hora de proteger a las entidades tanto públicas como privadas de este tipo de amenazas online.
Los costes de la ciberseguridad para las empresas han aumentado de forma exponencial. El auge del «cibercrimen como servicio» (cybercrime-as-a-service) y la popularización de herramientas y servicios de hacking antes accesible a unos pocos, han desdibujado el perfil del cibercriminal clásico, haciendo que prácticamente cualquier persona pueda acceder a ellos atraído por el reclamo del beneficio económico y facilidad de los ciberataques. Además, a esta situación se le suma la deficiencia de candidatos cualificados en seguridad TI, que hace que las empresas estén expuestas a más riesgos pues su capacidad de control y respuesta es limitada.
Según un estudio de ISC2 (Consorcio internacional de Certificación de Seguridad de Sistemas de Información), para el 2022 serán necesarios en Europa 350.000 puestos de trabajo para profesionales ciber, a pesar de que la extensa experiencia técnica no es un prerrequisito indispensable para entrar en el sector. De hecho, no todos los perfiles de ciberseguridad tienen que ser ingenieros; también son necesarias otras figuras como politólogos y criminólogos que ayuden a entender la motivación, el modelo económico y los perfiles tras los ciberataques.
Entre las características del ciberespacio que representan un mayor obstáculo para la ciberseguridad, destaca la hiperconectividad. Actualmente, el Internet de las cosas hace que un ciberataque no afecte solo a un dispositivo, sino que pueda tener repercusión en móviles, Smart TV, vehículos conectados, cámaras de seguridad y muchos otros.
En 2019, la población digital ha ascendido a más de 7.000 millones de usuarios, de los cuales más de 3.200 millones son usuarios activos de Internet, y además, existen millones de objetos conectados a través del Internet de las coas (IoT). Estos datos son una prueba de que lo que hace la hiperconectividad es ampliar cada vez más nuestra superficie conectada, y a mayor conexión, mayor exposición ante riesgos.
Según Adolfo Hernández, subdirector y cofounder de THIBER, centro de investigación especializado en la protección del ciberespacio, uno de los principales retos de las empresas ante las amenazas de ciberseguridad es ser capaces de identificar, atraer y retener al talento profesional.
España es una potencia de talento especializado en esta área y se ha convertido en un offshoring de ciberseguridad como así lo demuestra la creación de diversos hubs y centros de referencia y excelencia en ciberseguridad de diversas multinacionales, así como la existencia de un tejido empresarial creciente regional que ofrece servicios de calidad a precios competitivos.