La deuda podría llegar al 140% del PIB si no se reduce el déficit estructural
El nivel de déficit estructural previsto para 2025, del 4%, está 6 décimas por encima del nivel previo a la pandemia
El pasado 12 de junio la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) alertó de que la deuda iniciará una senda ascendente a partir del año 2025 si el déficit estructural del 4% no se reduce.
En su Informe sobre la Actualización del Programa de Estabilidad 2022-2025, la AIReF concluye que el Programa de Estabilidad del Gobierno de España, que plantea escenarios factibles, sigue sin ser la estrategia fiscal a medio plazo que ha recomendado en numerosas ocasiones el organismo presidido por Cristina Herrero.
Por un lado, en 2025 el déficit estructural se sitúa en torno al 4%, que son 6 décimas por encima del nivel previo a la pandemia. Asimismo, el organismo regulador observa que el margen para reducir el déficit sin adoptar medidas adicionales se agota estabilizándose en torno al 3% en 2024 y 2025, siendo éste el límite fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Este estancamiento en la reducción del déficit supondrá un freno en la disminución de la deuda pública, que en 2025 todavía se situará en niveles muy elevados, 108,8% del PIB, lo que coloca a España en una posición muy vulnerable frente a un probable endurecimiento de las condiciones monetarias.
La ratio de deuda se situó a finales de 2021 en el 118,4%, lo que supone un incremento de 20,1 puntos respecto al nivel previo a la pandemia. Para los próximos cuatro años, AIReF proyecta una disminución de 9,6 puntos, que la situaría en el 108,8% del PIB en 2025. A partir de ese momento, si el déficit primario estructural se mantiene constante entre 1,5% y 2,5%, la deuda iniciará una senda ascendente que la llevaría al 140% en 2040.
En un entorno de elevada incertidumbre y de riesgos más elevados de lo habitual, la AIReF insiste en la necesidad de diseñar una estrategia fiscal creíble y realista y recomienda destinar la mejora de los ingresos tributarios por encima de lo previsto a acelerar la reducción del déficit estructural; evaluar el impacto de las medidas adoptadas antes de prorrogarlas y basar el diseño de nuevas medidas en criterios de eficiencia y eficacia.