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El Gobierno obliga a incluir el origen de la leche en las etiquetas

Vacas

Las vacas gallegas dan una leche excelente…

El etiquetado deberá incluir el país de ordeño y de transformación

Los consumidores tienen derecho a saber de dónde proceden los aceites, pimientos, aceitunas, etc. que compran y consumen

El Consejo de Ministros ha aprobado hoy un real decreto por el que se obliga a incluir el origen de la leche y los productos lácteos en las etiquetas.

Gracias a esta medida, propuesta por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y largamente reclamada por las asociaciones de agricultores y ganaderos, los consumidores podrán saber el «país de ordeño» y el «país de transformación» de la leche utilizada en la elaboración de los productos lácteos que encuentran en las tiendas.

Así, cuando el país de ordeño y/o de transformación sea exclusivamente España, siempre deberá indicarse «España» y no se podrá sustituir por la expresión «UE». Sin embargo, cuando la leche no sea exclusivamente española, tendrá que indicarse «País de ordeño» y «País de transformación», seguidas del nombre del o de los Estados Miembros (EEMM), o «UE», «fuera de la UE», «UE y fuera de la UE». De esta forma, la etiqueta de estos productos distinguirá claramente la leche ordeñada y transformada en España.

Afectará a la leche y la nata, concentrada o sin concentrar y azucarara y edulcorada o no; a las cuajadas, yogur, kefir y demás leches y natas, fermentadas o acidificadas, a la mantequilla y demás materias grasas de la leche, así como a los quesos y requesón.

Es la primera vez que en España se regula en el etiquetado el origen de un producto alimenticio. El Reglamento de la Unión Europea no lo considera obligatorio y lo deja a la voluntad de cada país. Efectivamente, en el año 2016, el Parlamento Europeo aprobó una resolución no vinculante en la que se sugería a la Comisión Europea la posibilidad de ampliar la obligación de etiquetar obligatoriamente el lugar de origen de todos los tipos de leche y productos lácteos. Siete Estados miembros de la UE han solicitado opinión a la Comisión para poner en marcha este tipo de etiquetado de origen para la leche. Tres de ellos, (Francia, Italia y Portugal) ya están aplicando esta medida satisfactoriamente en sus respectivos territorios. Francia, primer país de la UE en aplicar la obligación de etiquetar el origen de la leche y los productos lácteos desde el 1 de enero de 2017, ha reducido en un 45% sus importaciones de leche y productos lácteos desde esa fecha.

En España, la nueva obligación de incluir el origen en el etiquetado estará en vigor durante un periodo de dos años y comenzará a aplicarse a partir de los cuatro meses de su publicación en el Boletín Oficial del Estado para que la Industria Láctea tenga tiempo en adaptarse. Para evitar perjuicios económicos al sector los productos legalmente fabricados antes de la entrada en vigor del Real Decreto podrán comercializarse hasta que se agoten sus existencias.

El Gobierno ha hecho caso de las encuestas que reflejan que el 88% de los consumidores españoles, un 4% más que los europeos, estiman necesaria la identificación del origen de la leche como producto y como ingrediente de otros productos lácteos. Y ha dado la espalda al informe elaborado por la CNMC que estima que saber la procedencia de la leche restará competencia al mercado.

En este caso el Ejecutivo se ha puesto del lado del 86% de los distribuidores, que consideran que identificar el origen español aumentará sus ventas de leche. También dos de las principales asociaciones agrarias de España, COAG y UPA, aplauden la aprobación del «esperado» real decreto.

Sin embargo, Gaspar Anabitarte, responsable del sector lácteo de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), considera que la fórmula elegida puede dar lugar a confusión. Además, echa en falta que la normativa aprobada ahora no contenga mecanismos de control ni sanciones en caso de incumplimientos.

Entre los aspectos positivos, Anabitarte señala que la nueva normativa será de aplicación para la leche de todos los animales de abasto (incluyendo así la leche de vaca, oveja y cabra). Por otra parte, las menciones sobre el origen deberán figurar cerca de la lista de ingredientes y se expresarán con el mismo tamaño y color de fuente utilizados para la lista de ingredientes. No podrán estar disimuladas, tapadas o separadas por ninguna otra indicación, imagen u otro elemento interpuesto.

Por contra, uno de los aspectos negativos es que la fórmula elegida para identificar el origen de la leche y los productos lácteos resultará confusa para los consumidores, ya que, por ejemplo, cuando en las operaciones de ordeño y transformación intervengan varios países, el nombre de los países podrá sustituirse por  «UE», «fuera de la UE» o «UE y fuera de la UE».

También alerta de que sólo será obligatorio indicar el origen de la leche utilizada como ingrediente cuando ésta represente un porcentaje superior al 50% (en peso) respecto al total de ingredientes utilizados en el producto lácteo final.

Además, el real decreto es «finito», ya que se aplicará durante 2 años y el Ministerio de Agricultura de Luis Planas no tiene la voluntad de evaluar el resultado de su aplicación tras ese período.

Por su parte, la organización UPA valora la «muy esperada» aprobación del real decreto. «Es una buena medida que llevamos mucho tiempo reclamando desde nuestra organización y por la que hemos trabajado intensamente», ha explicado el secretario de Ganadería, Román Santalla.

Pero la alegría no es completa. Santalla ha querido aprovechar la ocasión para criticar el último ataque sufrido por los lácteos en forma de estudio publicado por un medio especializado británico y que ha alcanzado una gran repercusión en España, donde ha habido un descenso en el consumo de estos productos.

El estudio señala el contenido «extra» en azúcar de yogures y postres lácteos comercializados en el mercado del Reino Unido, criticando que esa cuantía es más alta de lo que debería. Santalla ha recordado que los resultados no son extrapolables a España, donde el contenido en azúcar es mucho menor. Además, el estudio no diferencia entre yogures y postres lácteos ni tiene en cuenta la cantidad de azúcar presente de forma natural en el yogur en forma de lactosa.

A pesar de estos ataques y para contrarrestar sus efectos, los productores llaman a los consumidores a que compren lácteos españoles porque «son buenos, son sanos y son totalmente recomendables». Aseguran que los yogures (naturales, azucarados, de sabores…) son una importante fuente de proteínas y de minerales como calcio, fósforo, magnesio, zinc, yodo y potasio, además de tener un alto contenido en vitamina A, vitamina D, vitamina B12 y riboflavina. De hecho, más del 60% del calcio de la dieta de los españoles procede de los lácteos, y recuerdan que el 75% de los niños en edad escolar tienen ingestas de calcio inferiores a las recomendadas.

«Estamos hartos de estar produciendo con los máximos estándares de calidad, sostenibilidad y bienestar animal, ofreciendo al mercado un alimento con una enorme riqueza nutricional y básico para la salud de la población, para después sufrir ataques que conllevan un descenso del consumo», declara Santalla.

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