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El 24% de las infraestructuras tiene más de 20 años

M-30

imagen de la M-30 de Madrid (Flickr)

La caída de la inversión pública envejece las carreteras, ferrocarriles, infraestructuras urbanas o hidráulicas, puertos y aeropuertos españoles

En 2016 el 24,2% de las infraestructuras públicas españolas tenía más de 20 años de antigüedad. En 2007 las infraestructuras «viejas» eran sólo el 14,2%.

El informe El stock de capital en España y sus comunidades autónomas. Evolución de la edad media de las inversiones y envejecimiento del capital, elaborado por la Fundación BBVA y el Ivie, alerta de que las infraestructuras hidráulicas, portuarias y viarias son las más envejecidas.

Pero ¿a qué se debe este envejecimiento? Según los autores del estudio, los investigadores Francisco Pérez, Matilde Mas, Lorenzo Serrano y Ezequiel Uriel, en colaboración con Eva Benages y Juan Carlos Robledo, «el desplome de la inversión pública ha impedido cubrir la depreciación de los capitales, lo que ha provocado un retroceso del 5% del valor real de las dotaciones de infraestructuras desde 2012». Por norma, la edad media de la inversión en infraestructuras viarias es de 9 años y su vida media es de 45 años.

En cierto modo es normal que cuando los ingresos fiscales caen al entrar en una recesión los gobiernos reduzcan la formación de capital menos dispuesta a compromisos sociales. Por eso, la inversión pública en España sufrió una brusca caída a partir de 2009 de la que todavía no se ha recuperado.

Durante la última década se ha reducido a niveles negativos la inversión neta, calculada descontando la depreciación de los capitales públicos (carreteras, ferrocarriles, infraestructuras urbanas o hidráulicas, puertos y aeropuertos). Conclusión, la inversión de reposición es insuficiente, muchas infraestructuras están envejeciendo y el stock de capital en servicios públicos retrocede desde 2012.

En estos momentos, la inversión bruta ni siquiera cubre la depreciación de los capitales acumulados y si el ritmo inversor se mantiene en los niveles actuales, en 2030 casi la mitad de las infraestructuras públicas españolas tendrá una antigüedad superior a 20 años.

Otro factor es la irregular evolución de la inversión, que ha acentuado las oscilaciones de la economía española. Aseguran los autores del informe que el gasto público no contribuye a estabilizar el ciclo sino a agravarlo, sobre todo el gasto de inversión.

La inversión privada también registró un descenso durante los primeros años de crisis pero, a diferencia de la pública, presenta ya desde 2014 tasas de crecimiento positivas, cercanas al 5% anual. La buena noticia es que pese al bajo nivel de inversión de los años recientes, España no padece como en el pasado un problema de insuficiencia generalizada de capital privado, ni tampoco público.

Entonces ¿dónde está el problema? Pues en que durante décadas España ha sido receptora de millones y millones procedentes de los fondos de la Unión Europea. Pero durante los últimos 10 años la caída de la inversión en infraestructuras ha devuelto su nivel a los de antes de la entrada en la UE y propiciado un envejecimiento del stock.

Y aunque no existe un problema generalizado de envejecimiento de infraestructuras  (aunque su edad media no llega a los 14 años), como una parte importante de la inversión pública actual se destina a nuevas infraestructuras –como los trenes de alta velocidad-, las inversiones de reposición de otras dotaciones están por debajo de lo que se requeriría y, por consiguiente, su conservación está siendo deficiente.

El despilfarro en infraestructuras supera en España los 97.000 millones de euros

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