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2018 cierra con un balance «positivo» de incendios

RTVE

Dos bomberos intentan apagar las llamas

Se despide como el mejor año del decenio y el segundo mejor en superficie afectada por el fuego en el último medio siglo

2018 se despide como el mejor año del decenio en número de incendios (6.874), de grandes incendios forestales (3) y de superficie quemada (23.683 hectáreas calcinadas), además del segundo mejor en superficie afectada desde 1963.

En 2017 hubo 13.509 incendios, 55 grandes incendios y 178.602,68 hectáreas arrasadas por el fuego. Y la media de los últimos 10 años fue de 12.541 incendios, 23 grandes incendios forestales y 99.175 hectáreas calcinadas.

Los datos de este año son una excelente noticia pero desde Greenpeace creen que en un contexto de cambio climático hay que solucionar los problemas estructurales de los bosques españoles.

Es la única manera de evitar tragedias como la de California (EEUU), en la que durante 23 días del pasado mes de noviembre el incendió más devastador de la historia de la región causó 85 muertos y 249 desaparecidos, además de devastar 62.000 hectáreas, incluida una ciudad entera, Paradise, de 26.000 habitantes. Allí, las llamas destruyeron más de 13.500 casas, 276 edificios de viviendas y 528 edificios comerciales.

Sin llegar a las dimensiones de «Camp Fire», Mónica Parrilla, responsable de la campaña de Incendios Forestales de Greenpeace, recuerda que en España hay que lamentar este año que está a punto de terminar grandes incendios como el de Santa Colomba de Curueño (León), el de Nerva (Huelva) o el de Llutxent (Valencia). En Mondariz (Pontevedra), sin ser un gran incendio forestal, también hubo gente que tuvo que ser desalojada.

La organización ecologista insiste en denunciar que en España no se cumple la normativa sobre incendios forestales, ya que el 80% de los municipios en zonas de alto riesgo de incendio forestal no dispone de planes de emergencia y apenas de planes preventivos y de autoprotección.

A esto hay que sumar una pésima planificación urbanística, que no tiene en cuenta el riesgo de incendios forestales y se traduce en peligro para la población y en más superficie calcinada. Parrilla asegura que las viviendas en medio de los montes son un auténtico polvorín.

Este año la Fiscalía de Medio Ambiente envió un requerimiento a los ayuntamientos para recordarles que los planes preventivos y de emergencia local contra incendios forestales son obligatorios. También los de autoprotección, que dependen de la ciudadanía.

El cambio climático y los patrones demográficos también han transformado los incendios, provocando episodios de altísima intensidad con desalojos masivos, pérdidas de bienes, personas fallecidas y miles de hectáreas calcinadas, como muestra lo ocurrido en California o Portugal, donde también se vivió una auténtica tragedia por culpa de las llamas.

La organización ecologista recuerda un dato: en 2017 (el peor año del decenio en incendios forestales en España), el 63% de los incendios arrasaron menos de un hectárea; sin embargo, a pesar de representar menos del 0,5% en el número total, 55 grandes incendios forestales (GIF) fueron responsables de la destrucción de casi el 55% de las hectáreas quemadas.

Por otro lado, los incendios también contribuyen a las emisiones de cambio climático agravando el problema. Un ciclo que se alimenta. Según el Global fire emissions estimates during 1997–2016, las emisiones brutas de CO2 en incendios forestales suponen más del doble de las que genera la producción de las industrias de combustibles fósiles combinadas de la Unión Europea en 2016, lo que equivale a casi el 25% de las emisiones anuales de CO2 de los combustibles fósiles.

El informe recoge casos de estudio de los países más deforestados como Brasil, Rusia e Indonesia, con extensiones inmensas de bosque tropical y boreal que son clave debido a los incendios y el cambio climático. Y alerta de que las emisiones de CO2 producidas en los incendios se subestiman por culpa de la combinación de monitoreo ineficaz e informes inexactos.

En este estudio elaborado por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad Vrije de Amsterdam, del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de California, o el departamento de Ciencias Geográficas de la Universidad de Maryland, entre otros, se basa Greenpeace para llamar a no seguir ignorando los impactos climáticos de los incendios si se desea conseguir el objetivo de limitar el calentamiento del planeta a 1,5 grados, como se acordó en París.

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