El Thyssen-Bornemisza descubre la relación entre Monet y su maestro Boudin

Vista cerca de Rouelles (Monet – 1858)
Del 26 de junio al 30 de septiembre de 2018
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ofrece la primera ocasión de descubrir a través de una exposición monográfica la relación entre el gran pintor impresionista Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926) y su maestro Eugène Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898), representante destacado de la pintura al aire libre francesa de mediados del siglo XIX.
Boudin conoció a Monet en la primavera de 1856 en la papelería Gravier, en El Havre. Boudin, que era 16 años mayor, felicitó a Monet por su trabajo como caricaturista, por el que ya comenzaba a destacar, y le animó a seguir estudiando y pintando, invitándole a hacerlo junto a él.
La exhibición conjunta de su obra persigue no solo arrojar luz sobre el período de aprendizaje de Monet, en el cual Boudin jugó un importante papel, sino también sobre la totalidad de sus respectivas carreras y sobre los orígenes mismos del Impresionismo.
Comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen, la exposición reúne un centenar de obras de los dos pintores, incluyendo préstamos de museos e instituciones como el Musée d’Orsay de París, la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York, el Museo de Israel en Jerusalén, el Museu Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro o el Marunuma Art Park de Japón, así como de colecciones privadas, como la de Pérez Simón.
Entre las obras expuestas se encuentra Vista cerca de Rouelles (1858), inspirado en el paisaje de los alrededores de El Havre. Fue el primer lienzo de Monet destinado a ser expuesto al público, después de comenzar a dibujar y pintar paisajes en plein air con Boudin.
A lo largo de un recorrido cronológico y temático que se articula en ocho capítulos, Monet/Boudin enfatiza los intereses artísticos que compartían ambos artistas, como la atracción por la iconografía de la vida moderna -plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville- , por los efectos cambiantes de la luz -que protagonizaron la mayor parte de sus óleos y pasteles- y, finalmente, por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía.
A pesar de que en 1859 Monet se trasladó a París para, como había hecho Boudin, estudiar la obra de pintores de la Generación de 1930 como Rousseau o Daubigny, los frecuentes viajes a El Havre, la correspondencia que mantuvieron y la producción artística de ambos demuestran que el vínculo se mantuvo, de forma que la inicial relación entre mentor y alumno se fue transformando en admiración y estímulo para ambos.
A finales de la década de 1870, la amistad entre Monet y Boudin comenzó a enfriarse. Pudo contribuir a ello la relación de Monet con Alice Hoschedé antes de la muerte de su esposa Camille, por la que Boudin sentía un gran aprecio, o la crisis económica de 1875, que afectó profundamente al mercado artístico. Sin embargo, el maestro conservó la admiración por su antiguo discípulo y numerosas obras de la década de 1880 y 1890 muestran una convergencia de intereses, como ocurre con las vistas de los acantilados de Normandía y las costas de Bretaña.
La exposición cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI), empresa reconocida como uno de los grandes mecenas del arte en Europa, que ya ha colaborado en las exposiciones Zurbarán: una nueva mirada (2015) y Picasso/Lautrec (2017-2018), entre otras.