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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La fiesta de Wert

11 de febrero de 2014

Hay que suponer el disgusto que el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, se habrá llevado al comprobar con su secretaria que el domingo 9 de febrero había cerrado una reunión con el ministro británico responsable de Universidades, Vince Cable. Ya repuesto, habrá redactado la sentida carta en la que le explica al presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, cuánto lamenta no poder asistir a la “fiesta del cine español” que se celebra, ¡mala suerte!, el domingo 9 de febrero.

Por primera vez desde que es ministro, el pobre Wert se ha visto obligado a perderse la Gala de entrega de los Premios Goya. ¡Con lo que la disfruta, con lo que le gusta que todas las intervenciones a micrófono abierto incluyan una puyita directa a su persona! El pobre va a tener que escuchar los abucheos por televisión y en diferido, igual que los momentos más jocosos del espectáculo. Como cualquier español de los millones que cuentan las horas para deleitarse con el glamour de la alfombra verde, con el humor y el buen hacer de los presentadores, siempre comprometidos con sus compañeros -actores, directores, técnicos y guionistas-, y con los afilados y emotivos agradecimientos de los premiados.

Además, este año tiene que haber sorpresa porque ya ha conseguido el cine español que el Gobierno anuncie la rebaja del IVA cultural (la de los pañales todavía no la ha anunciado, pero mantengan la esperanza intacta, que todo llegará) y se han quedado sin reivindicación qué hacerle a Wert. La encontrarán seguro, como han hecho desde el “no a la guerra” en cada entrega de los Goya. Que tres de cada cuatro actores españoles están en paro da para muchas galas y es un buen asunto para arrojárselo a la cara al ministro, que lo disfrutará aunque no esté en directo en el Centro de Congresos Príncipe Felipe.

Porque lo del ministro Wert es una fiesta constante, que cuando no le dice el CIS que es el ministro peor valorado, le sacan en los papeles hasta el último detalle de su relación con la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, y si no, le niegan el saludo los estudiantes a los que entrega un premio, le montan otra ola de la marea verde o se le plantan los ‘erasmus’. El ministro produce un rechazo sin parangón en todo el Gobierno -ni a Gallardón le tienen tanta tirria- y eso va hacer que hasta los de la ‘zeja’, que no son todos aunque sí muchos de los del cine español, le echen de menos en su fiesta anual. Unos Goya sin Wert no son lo mismo. Ya se darán cuenta de que con la politización constante que hacen contra el PP de casi todo lo que tiene que ver con el cine (de los guiones a las fiestas) no sólo han expulsado a media España de las salas sino que han conseguido que ni el ministro del ramo vaya a su gran gala. Y mira que lo siente. 

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