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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Tolerancia cero con la trata de personas

15 de febrero de 2015
Se presentaba estos días la segunda parte de la campaña gubernamental contra la trata de personas con fines de explotación sexual, que pretende cercar al cliente de la prostitución, “Con la trata no hay trato”. 

  

El gobierno anuncia, y la oposición critica que tarde, que perseguirá a los clientes de las prostitutas, que no son, como piensan mucho, hombres de edad avanzada, sino hombres entre 35 y 55 años de edad que viven en pareja y tienen uno o más hijos, según datos del Mouvement du Nid Se ha conocido recientemente, por otra parte, que en España la edad de clientes de prostitución ha bajado hasta los 20 años. España, además, como señala desde hace años la asociación APRAMP, está a la cabeza de países consumidores de prostitución: frente al 13% de Suecia, el 15% de Suiza o el 19% de Austria, el 39% de españoles utilizan estos servicios. El récord lo ostenta Tailandia, con un 73%. Allí los matrimonios por conveniencia entre oriundas y turistas occidentales están a la orden del día. Es la única salida, triste salida, para muchas niñas y mujeres. Para que luego nos escandalicemos con las imágenes de esclavitud femenina en las zonas tomadas por el Estado Islámico. 
 
Endurecer la legislación penal en relación a este tipo de delincuencia, que incluye también los matrimonios forzados aunque la corrección política no quiera verlo por darse ésta fundamentalmente entre personas de religión musulmana, incluyéndolos entre los afectados por la pena de prisión permanente revisable sin necesidad de resultado de muerte,  es algo más que necesario. Por más que al PSOE no le guste. Como lo es reforzar las garantías de la protección de testigos y las medidas cautelares. Pero también garantizar la atención médica, psicológica, alojamiento, asistencia legal gratuita,  servicios de interpretación y traducción y programas de reinserción social para las víctimas, que en no pocas ocasiones son menores de edad. Como la implementación de programas de formación específica de los servicios de atención de los Juzgados, desde los servicios de psicosocial a forense, pasando por los propios magistrados o la formación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de los profesionales del sector sanitario en la detección de este delito.  
 
Conviene, finalmente, diferenciar al tratar estas cuestiones entre la prostitución libremente ejercida, que no debería ser objeto de intervención por parte del gobierno al tratarse de un libre intercambio entre adultos, y la trata de personas, que debe de ser implacablemente perseguida con todos los recursos de que se dispone. No es lo mismo la libertad que la esclavitud. Se entiende, ¿no?
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